Aunque ya estamos cerca de la primavera, España sufre actualmente una de sus peores olas de frío extremo.
Además, la subida de precios en el sector de la energía ha hecho que este invierno hayamos tenido que buscar ’otras’ estrategias para mantener nuestra casa caldeada, mientras minimizamos el coste.
La física nos ayuda a entender el porqué de muchas de estas medidas y, a la vez, a encontrar otras que a lo mejor aún no conocemos.
Definimos el calor como una energía en tránsito, es decir, la transferencia de energía de un cuerpo a otro que hace que su temperatura varíe y se puede efectuar por varios mecanismos: radiación (ondas electromagnéticas que no necesitan de un medio para propagarse: es el mecanismo por el que la luz del sol aporta también calor), conducción (transmisión de energía entre partículas en contacto, como en el interior de un material) o convección (movimiento de las partículas a una cierta temperatura de un punto a otro, como una corriente de aire).
Usando estos principios podemos minimizar esta transferencia de energía que se produce desde el interior de nuestra vivienda hacia el exterior, y optimizar nuestro bienestar:
Recubrimiento en las fachadas : aunque las puertas y ventanas son los elementos por los que el calor se escapa más fácilmente, las pérdidas a través de las paredes son también importantes. Por eso, contar con un buen recubrimiento en la fachada puede mejorar considerablemente la posibilidad de mantener una temperatura agradable, siendo especialmente convenientes los materiales cerámicos.
Ventanas dobles y persianas : el aire es un buen aislante térmico, mucho mejor que un material sólido, ya que sus átomos están separados entre sí por lo que una capa de aire entre dos láminas de un material sólido mantiene la diferencia de temperatura entre ellas de una forma bastante eficiente. Al bajar una persiana tras una ventana obtenemos un efecto similar, aunque la capa de aire no sea tan estanca.
Posición de los radiadores: no es sólo importante su tamaño, también su posición en la habitación. Suelen estar debajo de las ventanas, ya que la diferencia de temperatura que se genera entre el foco caliente (el radiador) y el foco frío (la ventana) produce movimiento en el aire y el caliente se propaga por toda la habitación. También puede ayudar la colocación de una lámina de papel de aluminio en la pared cercana a ellos que desviará el calor que se emite hacia la pared al resto de la habitación.
Alfombras y otros elementos textiles en su origen su función era aislante y no tanto estética, y no solo en el suelo, también en las paredes a modo de tapices. De igual modo, la colocación de cortinas gruesas en lugar de estores o visillos impiden que el frío de las ventanas trascienda al resto de la sala.
Evitar las corrientes : C uando tenemos varias aberturas en una misma estancia, por pequeñas que éstas sean, se crea corriente entre ellas: rendijas de puertas y ventanas, falsos techos y huecos para las lámparas empotradas… Es importante tapar lo mejor posible estos huecos con materiales de sellado y aislamiento o con burletes.
(*) Beatriz M. Pabón es doctora en Física y coordinadora académica en el Doble Grado en ‘Física Computacional e Ingeniería del Software’ en el Centro Universitario U-tad.
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