Qué herramientas y manejos considerar para nogales y avellanos.

ING. AGR. DRA. EN CS. AGRARIAS INVESTIGADORA INIA

ING. AGR. MSC. DOCTOR (C)

La producción en huertos frutales y sistemas productivos en Europa y, por ende, en el mundo se transforma rápidamente. Las tendencias, en gran parte influidas por la opinión pública, el mercado y las políticas de la Unión Europea han ido disminuyendo las opciones de productos fitosanitarios; es decir, herbicidas, fungicidas, bactericidas, insecticidas y últimamente fertilizantes, que pueden contaminar las napas subterráneas y afectar la salud de las personas. La coyuntura y los valores de los insumos agrícolas, principalmente los fertilizantes que han aumentado algunos hasta más de 300%, plantean nuevas miradas a la gestión productiva.

Por otro lado, el retorno a productor tuvo un descenso sustancial. En el caso de la nuez, debido a diversos factores como un exceso de stock en EE.UU., exportaciones de nueces chinas, depreciación del euro frente al dólar y baja en la calidad de la nuez norteamericana debido a problemas serios de calidad. Y en el caso de la avellana, por coyunturas en la producción del Hemisferio Norte, principalmente Turquía, para esta temporada se estima un precio en base de US$ 2,68, muy inferior al de temporadas pasadas.

A partir de este escenario y de los altos costos actuales de los planes de manejo, se vislumbra una buena oportunidad para incorporar tecnologías sustentables, más económicas, con un impacto muy positivo en términos fisiológicos y productivos.

Una de éstas es la aplicación de inóculo madre, material orgánico que contiene los microorganismos en alta cantidad y diversidad, para facilitar todo el rango de funciones ecológicas que puede presentar un suelo sano y vivo. Este material puede ser producido de manera simple a nivel intrapredial, sin generar dependencia de un proveedor. Los ingredientes pueden ser similares a los de un compost, pero el manejo es más acucioso, tiene otros tiempos de proceso y el resultado siempre debe ser evaluado mediante microscopia directa. No se busca la estabilización de los materiales, sino la activación de la mayor cantidad de grupos funcionales de microorganismos. Por supuesto también siempre está la opción de contratar los servicios de un especialista, que es más efectivo y eficiente.

Esta vía permite reducir la aplicación de productos fitosanitarios y fertilizantes, aumentando la biodiversidad del ecosistema suelo. Si bien en Europa la transformación desde la agricultura tradicional a una agricultura sustentable muchas veces tiene un subsidio, como lo he comprobado en Francia (Joublan, 2023), donde el subsidio alcanza los € 900/ha, para lograr esta transformación en Chile se requieren etapas intermedias que permitan reducir los costos.

Además, esta herramienta posibilita incrementar los beneficios al disminuir los problemas sanitarios, reemplazar parte importante de la fertilización con macro y microelementos, así como aumentar la producción y mejorar los aspectos de calidad.

BENEFICIOS DE LOS SUELOS VIVOS

En el caso de avellanos, bajo las condiciones de producción actuales en Chile, la posibilidad de incorporación de otras patologías o insectos como el chinche marmoleado pueden poner en riesgo el desarrollo de un cultivo sustentable e incluso orgánico. Habrá que ver el interés de la industria en esa posibilidad. En nogales no hay realmente un viraje internacional desde una agricultura convencional hacia una más sostenible. Sin embargo, así como en vides u otras especies, la incorporación de esta tecnología blanda es igualmente factible y necesaria. Además, a los consumidores cada vez más les interesa conocer qué tanto afectan su salud los procesos de producción y este será un punto a favor al crear una diferenciación de un producto con mayor interés.

Si bien una agricultura más natural es un paso importante y necesario en la industria para desarrollar avellanas y nueces con un valor diferenciado, en estos momentos hay complicaciones para la producción en amplias zonas agroclimáticas, principalmente por problemas fitosanitarios tanto radiculares como foliares.

Suelo vivo, en la práctica, es aquel que sostiene la red trófica del suelo, de la que depende la propia biodiversidad del planeta. La red de suelo vivo y la asociación simbiótica desarrolla diversos beneficios para el árbol frutal, y específicamente el nogal y el avellano:

1- Construye estructura de suelo. 

2- A través de este fenómeno y otros permite una mejor retención de humedad de los suelos 

4- Permite que estos nutrientes estén disponibles para la planta en la medida de sus requerimientos. 

5- Suprime problemas fitopatológicos o enfermedades. 

6- Descompone toxinas, como exceso de sales en las aguas de riego (Zona Centro y Norte de Chile).

En el Cuadro 1 se observan las funciones que cumple cada grupo funcional dentro del ecosistema suelo.

stema suelo. En forma complementaria a la aplicación de un inóculo madre se toman muestras del suelo tratado y con la técnica de microscopía directa con contraste de fase se evalúa el resultado de la práctica. Este método permite, a costos muy inferiores a otros análisis de laboratorio, cuantificar en tiempo real la biomasa (expresada en µg/g de suelo) o cantidad de individuos los grupos funcionales más importantes involucrados en el ciclaje de nutrientes del suelo: bacterias, actinobacterias, hongos, protozoos y nemátodos (imagen 1).

Los análisis realizados a lo largo del territorio por la autora principal de este artículo a suelos con manejos tradicionales (sin intervención de inóculo madre) presenta distintas realidades según el rubro productivo. En la Figura 1 se puede observar que en casi todos los suelos y en todos los rubros abundan las bacterias y escasean los hongos. En el caso de frutales la escasez de biomasa fúngica o de hongos es especialmente perjudicial. Estudios realizados durante décadas por la Dra. Elaine Ingham, promotora del enfoque de la red trófica del suelo y fundadora de la Soil Food web Foundation en EE.UU., indican que en una condición ideal (sana y equilibrada) debiera haber una relación de hongos:bacterias de al menos 5:1 para arboles como el nogal y al menos de 2:1 para frutales arbustivos como el avellano (Cuadro 2).

Esta relación es la que permitiría que los frutales establezcan una comunicación con la microbiota circundante y obtengan de ella los nutrientes que necesitan en cantidad y oportunidad adecuada. La Figura 1 muestra que casi todos los suelos analizados están lejos de esta realidad. Sólo superficies no tratadas con fertilizantes ocupadas con praderas y hortalizas, en un caso excepcional en la Región de Los Lagos, presentaron niveles de biomasa de hongos importante. Uno de los desequilibrios más marcados se observó en un suelo de la Región Metropolitana donde existió una microbiota bacteriana excesiva.

INDICADORES DE CALIDAD DE SUELO

Las propiedades físicas del suelo importantes a considerar desde el punto de vista del nogal y el avellano son: 

Densidad aparente, que es un buen índice del grado de compactación o reducción del espacio poroso o aireación del suelo (cuadro 3). 

Para un establecimiento exitoso y rápido de la microbiota exógena es ideal contar con un contenido de materia orgánica del suelo superior al 3%. En caso de no contar con estos valores se recomienda la aplicación de compost, cobertura vegetal entrehilera o incorporación de residuos de hojas picadas en otoño. Desde la mirada de la red trófica del suelo, el pH es manejado y regulado eficientemente por los microorganismos involucrados en la zona de la rizósfera (delgada capa alrededor de las raíces absorbentes influenciada por todos los microorganismos), la hifósfera (zona influenciada por los hongos micorricicos arbusculares) y la micorizósfera (zona influenciada por raíces y micorrizas), que es donde efectivamente ocurren los procesos de comunicación plantamicroorganismo.

Una vez restablecida esta comunicación y con el ambiente adecuado los microorganismos entregan los nutrientes a la tasa que el árbol lo requiere. Por lo tanto, no es necesario gastar recursos en modificar el pH en grandes superficies de terreno (ej. encalado), como se viene practicando desde hace décadas. Esta práctica sólo tiene un efecto momentáneo sobre el pH del suelo, pero no trae una solución, además de que las grandes cantidades de sales aplicadas eliminan la microbiota que necesitamos restablecer.

Las propiedades biológicas del suelo, que son mucho menos conocidas y analizadas, son las más importantes porque son las que permiten los sistemas productivos sostenibles, es decir sin dependencia permanente de insumos. A nivel invisible incluye los microorganismos, siguiendo con los micro, macroartropodos y luego con las lombrices. Estas propiedades se pueden medir de manera indirecta por medio de: 

De manera directa mediante la evaluación de:

IMPORTANCIA DE LAS RAÍCES

Las malezas fijan el 20% de su energía en las raíces, las hortalizas el 75% y los arbustos y árboles, el 80%. De esta energía almacenada a nivel subterráneo el 50% se destina a la emisión de exudados. Es decir, en plantas como el nogal y el avellano el 40% del total de la energía metabolizada por el árbol es destinada a emitir exudados. Estos exudados compuestos de azúcares simples, carbohidratos y proteínas de cadena corta son los que nutren a los microorganismos. A la luz de estos datos podemos reconocer la “inteligencia” de las plantas actuando en pro de su sobrevivencia. Y como siempre, lo más inteligente de nuestra parte sería imitar a la naturaleza, es decir aportar a la nutrición y multiplicación de la biodiversidad microbiológica edáfica.

En la Figura 2 se aprecia de forma esquemática la sucesión en la red trófica del suelo de los minerales, la materia orgánica y los microorganismos y su rol en la nutrición vegetal; las llamadas 3M. Todos los nutrientes existen en cantidad suficiente en el suelo para la producción agrícola, excepto el nitrógeno. El problema es que no siempre están disponibles por razones de índole química. De ahí la importancia, en el caso de los frutales que nos ocupan (nogal y avellano), de contar con cubiertas entre hileras a base de leguminosas.

Como primera instancia de la red trófica están los minerales y la materia orgánica expresada como plantas emitiendo exudados; luego entran en escena las bacterias y los hongos, la piedra angular de la vida microbiana. Éstos son depredados por protozoos, nemátodos y microartropodos. Al ocurrir este proceso, y como el contenido de nutrientes en los predatores es menor a los hongos y bacterias, grandes cantidades de nutrientes son liberados al medio como parte de su metabolismo. Es en este momento cuando los nutrientes quedan disponibles para las plantas. La escasez de microorganismos predatores indicará una limitante en el ciclaje de nutrientes.

Es destacable que las lombrices como parte final de esta red pueden procesar 250 toneladas de suelo al año por hectárea. Si ellas están presentes podemos asumir que la cadena trófica funciona. La eficiencia de la comunicación plantamicroorganismo determinará la entrega de los nutrientes a la tasa que el vegetal lo requiera. Es esta comunicación la que atrofiamos con los aportes de fertilizantes. No es posible definir a priori cuanto tiempo nos tomará restablecerla, pero sin duda no podemos dilatar esta tarea para quienes apostamos por una agricultura regenerativa y de mayor independencia de insumos por parte de los agricultores. Ver figura 2. 

El método de suplementación de las necesidades de la planta a través de la red trófica del suelo, mediante el desarrollo de una microbiota fúngica, bacteriana, protozoos y nematodos, permite disminuir las pérdidas de nutrientes del perfil de suelo ocupado por las raíces del cultivo y así evitar contaminación de suelos y napas subterráneas. En nogales esto es especialmente interesante en una coyuntura en que los calibres son muy importantes, existe una alta incidencia de hongos de la madera y hay bajos valores del fruto. Por otra parte, resulta atractivo en huertos establecidos en suelos de textura liviana, como los de la región del Bío Bío.

Las ventajas de este método basado en la red trófica del suelo, además de las ya nombradas, son: 

1- Es rentable en el corto, media no y largo plazo. 

2- Es sustentable y sostenible, muy de acuerdo con el futuro de la agricultura. 

3- Es relativamente simple. 

4- Aumento de la microbiota benéfica, restableciendo el equilibrio. 

5- restablecimiento de la interacción simbiótica entre microorganismos y plantas, de forma de suministrar los nutrientes necesarios para ambos 

6- Disminución paulatina de las necesidades de nutrientes tradicionales. 

7- Disminución del consumo de agua de riego, muy importante en zonas con escasez hídrica 

8- Mejora miento de la Capacidad de Intercambio Catiónico. 

9- Aumento de la resistencia del cultivo a altas temperaturas y sequía. 

10- Mantiene o aumento del rendimiento y calidad de frutos.

Es muy importante en este tipo de manejo reducir o francamente evitar prácticas muy comunes en fruticultura tradicional: 

1- En primer lugar, se debe evitar la labranza que provoca la muerte de parte importante de la vida del suelo y la disrupción de la estructura, así como la pérdida de la humedad de ese suelo. 

2- Evitar también la fertilización química excesiva que afecta la vida y la cadena trófica del suelo, debido a que son sales que compiten con los microorganismos por el agua disponible. 

3- El uso y abuso de agroquímicos. Por ejemplo, en nogales en la zona sur donde las aplicaciones de fungicidas y cúpricos son excesivas. Con los nuevos tratamientos fungicidas para el control de hongos de la madera, el desequilibrio ecológico que provoca agrava el problema incrementando la pérdida de madera productiva. En avellanos la incorporación creciente de agroquímicos, es un hecho que viene desarrollándose a pasos agigantados. 

4- Suelo desnudo entre hileras. Las coberturas vegetales (especialmente con leguminosas) son necesarias para mantener e incrementar la microbiota edáfica generando un suelo vivo. Por eso es tan indeseable la sobreutilización de herbicidas y las prácticas de un suelo desnudo y estéril. Sólo se justificaría su uso en una franja sobre la hilera para permitir el buen funcionamiento de los aspersores. Es decir, el suelo con manejo tradicional en nogales y avellanos es más bien un desierto y un problema.

En avellanos hemos conseguido una buena población de leguminosas en zonas de la décima región. Son preferibles especies que presentan una baja altura de crecimiento, de modo que no obstruya los aspersores de riego, y que se resiembren solas. En nogales hemos utilizado gramíneas anuales que compiten muy bien con las malezas y las controlan. 

El sistema de riego debe permitir que la cobertura vegetal sostenga la vida microbiológica en las épocas que las raíces de nogales y avellanos no tienen actividad significativa. De ahí que se prefieran sistemas de cobertura total.

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